ACERCA DE LA TEORIA Y PRÁCTICA DE LA DIDÁCTICA DE LA ENSEÑANZA A DISTANCIA Y DEL APRENDIZAJE ABIERTO

miércoles, 1 de abril de 2009
Posted by Linda

Lic. Linda Palencia
A propósito de la naturaleza educativa, vigencia y futuro tecnológico de la enseñanza a distancia, el aprendizaje abierto y el aprendizaje en línea, quisiéramos señalar que algunas posiciones sobre el carácter democrático de esta nueva manera de aprender, enseñar y compartir, pareciera que, de manera apresurada, han derivado en un discurso político o ideológico, sin haberse resuelto suficientemente la cuestión de la capacidad útil real, el alcance cuantitativo poblacional y los fundamentos epistemológicos, psicológicos y didácticos de esta enseñanza y de este aprendizaje. Es así, que el señalado discurso en cuanto a las teorías psicológicas del aprendizaje, por ejemplo, centra su atención a la oposición o toma de posición entre el conductismo o el procesamiento de la información y el constructivismo o el cognitivismo significativo.

Nada osado ni novedoso resulta ya afirmar que hay una fuerza didáctica, pedagógica y educativa en la educación a distancia y en el conocimiento compartido mediante redes, muy propias de ellas y aun desconocidas. Y dado que las posibilidades educativas de esta enseñanza y aprender, más que infinitas tienen un constante surgir y cambiar, es decir, el ejercicio diario de esta comunicación, fortalecida por la tecnología y el carácter masivo de las TICS, están provocando una realidad educativa, una práctica humana que puede superar toda teoría educativa o pedagógica conocida, que se ha adelantado a la capacidad reflexiva de los teóricos de este ámbito del conocimiento. Por ello considero que lo importante es tomar conciencia de esta distinta, separada, situación didáctica y pedagógica.

La posible debilidad epistemológica de estos discursos políticos sobre la enseñanza en redes y aprendizajes virtuales, puede ilustrarse recordando que estos aprendizajes distribuidos además de ser significativos, comprensivos, conscientes, constructivos, etc., implican “la incorporación de tecnologías de información y comunicación, para la programación, impartición, evaluación y seguimiento de programas académicos, incluyendo el desarrollo y uso de materiales didácticos apropiados, en actividades a distancia (por ejemplo, investigación por parte del alumno, publicación de notas de lectura o la realización de evaluaciones fuera de clase); actividades en línea (por ejemplo Chat o foros sincrónicos) y actividades presenciales, por ejemplo, reuniones de tutoría, seminarios o coloquios” (Universidad Autónoma de Baja California).

Además, la innovación en Internet es, más que habitual, algo necesario por el propio empuje tecnológico, y ello hace que sea un medio (educativo y pedagógico) en constante evolución. Esta misma tecnología, que sigue simplificando los medios, evita la necesidad de ser un experto en edición web para crear contenidos en Internet, y cualquiera puede sumarse a participar y nutrirse de la inteligencia colectiva que configuran los usuarios.

Tales condiciones, finalmente, nos preguntamos, ¿no exigen por lo menos considerar evitar los reduccionismos didácticos, metodológicos y evaluativos desde la enseñanza tradicional, presencial, cara a cara a la enseñanza a distancia, el aprendizaje en línea y el knowledge Management en la web?, ¿cómo olvidar que el sharismo, como espíritu y esencia de la web 2.0, tiene la consistencia de una epistemología naturalizada y de una axiología modernizada, pero que también conlleva la promesa de una nueva filosofía educativa en Internet? y, finalmente, sin querer ser optimistas ingenuos y futuristas ¿cómo explicar desde las teorías psicológicas, didácticas, metodológicas, evaluativas y educativas en general, conocidas, la pretensión del complejo y amplio ámbito de las TICs, al decir de Isaac Mao, de pretender transformar el mundo en un Cerebro Social Emergente: un híbrido interconectado de gente y software, neuronas en Red conectadas entre sí por las sinapsis del software social, concibiendo un funcionamiento aun desconocido del cerebro en macroredes universales interactuantes del Internet?

3 comentarios:

Faviola Pabón dijo...

Encuentro interesante que en su artículo llama la atención sobre el alcance real de las tecnologías de la información en el campo de la educación. Verdaderamente, el auge de las TIC ha causado un revuelo en la manera en como concebimos nuestras relaciones laborales, educativas y sociales. Pero muchas veces también, tendemos a olvidar que estas tecnologías se encuentran solamente al alcance de una fracción de la población. Además, todavía se carece de estudios fiables sobre la eficacia real de estas metodologías de enseñanza, y su aplicación es aún experimental en todas partes del mundo.

Frente a esta realidad, las perspectivas teóricas parecen, a veces, accesorias, en el sentido de que hoy día se busca la aplicación de teorías que nacieron antes de que esta tecnología se desarrollara de la manera en que la conocemos hoy día. De allí los posibles "reduccionismos" que comenta en su artículo.

No obstante, las cualidades propias de esta tecnología (como por ejemplo, la posibilidad de compartir información en cualquier momento y desde cualquier lugar), ha hecho posible que surjan perspectivas novedosas sobre la manera en que se conforma el conocimiento, como el aprendizaje distribuido, que permitirían, en principio, superar barreras culturales y geográficas.

Yazmary Rondón dijo...

Ciertamente, las exigencias de la sociedad del conocimiento están basadas en la capacidad para manipular, procesar, comprender y transmitir una gran cantidad de información para construir conocimiento desde los más variados medios: interactivos, inmateriales y asícronos, entre otros. Por lo tanto, dificilmete se pueda hablar en este contexto de un aprendizaje abierto aislado de un aprendizaje situado, o de una gestión del conocimiento sin relación con el conectivismo. Así pues, para hacer frente a los retos del siglo XXI es indispensable otorgar nuevos objetivos y estrategias a la educación, es decir, trascender de la visión instrumental a aprender a aprender durante toda la vida.

German Ortiz dijo...

El empuje tecnológico, que invita a la constante renovación y consumo, marcha a mayor velocidad que la capacidad del ser humano para reflexionar sobre el impacto socioeducativo que tiene el uso de las herramientas tecnológicas dentro de los espacios educativos. El carácter democrático de estas tendencias implica que las mismas son orientadas y reguladas por quienes a través de una mayoría dirigen el proceso, no siempre a través de las sendas idóneas.